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Tere Paneque: “Necesitamos darle voz a las mujeres que están haciendo un trabajo tremendo en ciencia”
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La ciencia es curiosa. El mismo año en que la astrónoma y astrofísica María Teresa Ruíz se alzó como la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Ciencias Físicas Exactas (1997), hizo su debut en el planeta Tierra, Teresa Paneque, la astrónoma, divulgadora científica y escritora que ya suma más de 850 mil seguidores en sus distintas redes sociales.
Desde Alemania, donde cursa un doctorado, reconoce: “Es un privilegio haber crecido en una familia donde la ciencia era la manera de ganarse la vida”.
Inmediatamente precisa que, si bien su padre es un bioquímico cubano que hoy se preocupa de la crisis hídrica del norte, y su madre, una química farmacéutica chilena con doctorado en inmunología, en su casa nunca se habló de ciencia y siempre la dejaron escoger su camino, al igual que a sus hermanos que son unos secos del hockey-patín y, por tanto, el tema del hogar es el deporte.
Nació en España mientras sus padres realizaban sus doctorados, y de los 5 a los 9 años estuvo en Escocia, donde aprendió inglés. Poco antes de los 10 aterrizó en Chile y lo pasó muy mal. No entendía el cambio de dejar un maravilloso colegio público por una sala con 40 personas desconocidas.
Hacia el espacio
-¿Cómo una apasionada de la Física llega a la astronomía?
-La verdad, tenía pocas cosas claras. Sabía que me gustaba mucho aprender, que me encantaba la Física, y que la astronomía era una de sus ramas. Hoy los niños y niñas que me siguen en redes saben cosas que yo no tenía idea a los 16 años. Tenía ganas de entender el universo, hacerme preguntas y poder responderlas. Si algo les tinca, atrévanse.
-¿Tuvo algo que ver todo este boom astronómico del país?
-No, en 2013 cuando tomé la decisión no se hablaba tanto. Había hecho un viaje a la Serena y tomado un tour astronómico, pero a mí más que la belleza del universo -no tengo ninguna imagen astronómica en mi casa, aun siendo maravilloso- me llamaban la atención las ciencias exactas, la programación, el análisis de datos. Los planetas…
-¿Por qué los planetas?
Cuando entré a Astronomía no tenía un tema predilecto. Conocí al profesor James Jenkins que es experto en detectar planetas y dije ¡wau!, le empecé a dar vueltas y quise saber más. Un planeta es una de las pocas cosas del universo que podemos sentir, tocar, experimentar y no entendemos cómo se formó. Es una pregunta sencilla y cercana, se liga a la docencia. Son mucho más cool que los agujeros negros y me gusta porque son pequeños y yo trabajo a escalas más pequeñas.
El 23%
Entró a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile, justo cuando se puso en marcha el programa de equidad de género que permitía el ingreso de 40 mujeres después del corte de la PSU, con la idea de fomentar su ingreso en esas carreras marcadas tradicionalmente como masculinas. “Éramos como el 23%”, recuerda.
“No tuve profesoras mujeres en ninguno de mis ramos formativos de pregrado. Me di cuenta que esto era un problema cuando hice un test y arrojó que tenía un sesgo inconsciente de hombre hacia las áreas de ciencias exactas. ¡Me pareció brutal! Después, cuando tuve que elegir profesor para mi tesis del Magíster encontré a la maravillosa doctora Laura Pérez -que fue mi guía- pero inicialmente pensé ‘ah ella es muy nueva y joven y dudé’. Me dije ‘estoy mal, yo soy joven y soy mujer. Si hubiese sido hombre habría pensado bacán tiene mucha energía’. Capturé ese pensamiento, me metí a Google y descubrí que es lo máximo. Trabajar con ella me hizo darme cuenta de la falta que me había hecho trabajar con una profesora durante pregrado”.
“Una mujer decana te hace creer que puedes ser decana, una mujer que lidera proyectos te hace creer que tú también puedes hacerlo, lo mismo una mujer presidenta”, reflexiona sobre la importancia de los referentes femeninos.
-¿Sientes que nos falta conocer a las nuevas Marie Curie?
-Estamos haciendo una campaña muy activa para que las niñas y jóvenes ingresen a la ciencia, pero una vez que lo hacen las olvidamos y necesitamos darles voz a las mujeres que están haciendo un trabajo tremendo en esta área. Son esas voces y liderazgos las que van a inspirar a las generaciones que vienen. Nos falta visibilizarlas. Marie Curie es un ícono inalcanzable, no puedo hablar con ella. Sí puedo hablar con Laura Pérez, Myriam Benisty, Anna Miotello y Ewinw van Dishoeck.
Avivar la curiosidad
Su labor como divulgadora científica apunta a eso: “Quiero creer que puedo ser una inspiración para otras niñas y jóvenes y actuar como cámara de eco para poder mostrar la investigación de otras mujeres, promover una mirada más democrática hacia la educación científica. Me gusta pensar que a través de mis redes puedo resolver algunas preguntas, encender una llama de curiosidad. Si aquello que te apasiona es la ciencia bienvenida, te necesitamos, te queremos aquí y vas a ser valiosa”.
Por ello sus libros “El universo según Carlota 1 y 2” -al que pronto sumará un tercero-, están enfocados en una niña que inicialmente cree que hay que ser de cierta manera para ser científica, pero a lo largo de la historia su percepción va cambiando.
A Tere le quedan dos años de doctorado y luego pretende hacer un post doctorado para seguir ampliando sus redes. Pero tiene claro que en esta década quiere volver a Chile, porque es su país y quiere aportar desde sus conocimientos.
“Sueño con un futuro donde la educación en Chile no esté ligada al nivel socioeconómico, donde el Estado sea capaz de ofrecer a todos y todas, una vida digna y cumplir los sueños de los niños. Donde pueda ir a un colegio a decirles a las nuevas generaciones que sueñen en grande y que sepan que si estudian y se esfuerzan van a poder llegar a cumplir sus metas. Quiero aportar desde donde me necesiten”, afirma la astrónoma.